miércoles, 31 de octubre de 2018

PIRINEOS, OTOÑO 2018




Participantes: Manuel de Rincón, Enrique, Ángela y Pepe Ranea, Fini y Antonio Muñoz, Manolo de Nerja, Luci, Victoria, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Miguel Palma y Jesús.
Rutas: Por el Sobrarbe, en el valle del Cinca y sus afluentes.
Alojamiento: Casa Marco en Escalona.
Cronica realizada por Jesús Cuartero.

Día 15. Lunes. Viaje
Media hora antes de la salida del tren estábamos todos en la estación. Primer contratiempo. Por avería del tren a Barcelona ponían otro hasta Córdoba donde teníamos que transbordar al definitivo a Zaragoza y Barcelona. Además este tren provisional tenía vagones más pequeños y billetes vendidos sin asiento.
Salvados estos inconvenientes, el viaje se desarrollo sin incidentes, incluso endulzado con unos roscos de Luci.
En Zaragoza nos reencontramos con Ángela, que viajaba en el mismo tren desde Sevilla, Manolo que vino desde Madrid y Enrique que viajo con su furgoneta. Comida en el restaurante Agudo en la carretera de Logroño. Hicimos el avío con ensaladas, chuletas de ternasco a la brasa, unas cazuelas de chorizo y longaniza, y unas botellitas de vino. José Ignacio, el hermano de Usieto, como ya es tradición, nos acompañó en el almuerzo.
Del restaurante, carretera y manta hacia Escalona, con una cortita parada en Fiscal para tomar un café.
Toma de posesión de Casa Marco, con la señora Teresa enseñando la casa. Precio de 20€/persona y noche. La casa muy bien, sobre todo los espacios comunes de salón, comedor y cocina.

Celebramos el cumpleaños y jubilación de Enrique con Montesierra, queso manchego y ensalada de tomate, jugamos unas partiditas a “Las fichas” y quedamos a las 7.30 para ir a desayunar a Labuerda.

Día 16. Martes. Llanos de La Larri-Lagos de La Munia. 16 de octubre de 2018. 11 km, 660 m
La propuesta era hacer esta dura caminata el primer día porque es cuando más ganas tenemos todos de montaña. Además la previsión del tiempo era excelente.
La primera sorpresa fue la entrada en Pineta: todas las cumbres de 2200 m hacia arriba, es decir, todo lo que rodea el valle, estaba nevado. Ese inmenso valle glacial constreñido por los enormes paredones de más de 3000 m, coronado todo él por un gran manto de nieve, con las cascadas del Cinca cayendo desde Marboré. Las Tres Sorores, Monte Perdido, el Cilindro de Marboré, los picos de Astazu y La Munia, todos blancos recortándose contra el cielo azul, en una mañana fresquita, sin viento, con girones de niebla deshaciéndose en los bosques…¡Precioso espectáculo!
Con la inyección de moral del espectáculo visto, la idea de todos era llegar a los ibones de La Munia, aunque regresásemos tarde. Antonio Muñoz comandaba el pelotón por el hayedo a los Llanos de La Larri.
En los Llanos otra vez a disfrutar del espectáculo de las cumbres nevadas, y de la pradera con vacas y caballos paciendo por doquier, circundada por paredes verticales, y al fondo las cascadas del río de La Larri cayendo con fuerza. 
Por la difícil senda a La Munia intentamos salir del valle.  Alrededor de los 1900 m, Manolo que iba abriendo la marcha, dio la voz de alarma. La nieve estaba a unos 2100 m y teníamos que llegar a los 2500 m en los ibones de La Munia; 400 m de desnivel por nieve, quizá helada. Desistimos de llegar a los lagos y volvimos sobre nuestros pasos con mucha calma por esa resbaladiza, difícil senda.
Nos acercamos a la base de las cascadas de La Larri y luego, valle abajo, paramos a almorzar en uno de los muchísimos llanitos idílicos del valle. Ensalada de tomate, chacina de jamón y lomo, alguna latita de atún y sardinas, con vino de Montesierra y Miedes. Un chocolatito de postre…y al camino.
Bajamos por debajo de las cascadas del Cinca, con un caudal inmenso, encajonado ente las rocas de unos rápidos impresionantes. Después disfrutamos de las maravillosas vistas de ambas laderas de Pineta y de las cascadas finales del río de La Larri antes de rendir sus aguas al Cinca.
En Bielsa tomamos un café, un coche fue a Saravillo a comprar yogures y queso, mientras los otros fueron a Escalona para comprar en la tienda del pueblo.
Las niñas, comandadas por Victoria, prepararon un guiso con garbanzos, tortillas y ensalada para el día siguiente. Además, leche, cafés, infusiones, pan y aceite para el desayuno. ¡Qué apañadas! ¿Qué haríamos sin ellas?
Después de cenar, partidas de “Buenos días señorita” y de “Las fichas”, con gintonics preparados por Manolo.

LA RUTA
LOS CONDUCTORES
LAS CASCADAS DEL NACIMIENTO DEL CINCA
SUBIENDO POR EL BOSQUE HACIA LA LARRI
EN LOS LLANOS DE LA LARRI



SUBIENDO HACIA LOS IBONES DE MUNIA






REGRESAMOS POR LA NIEVE QUE HABÍA EN EL CAMINO


CASCADA DE LA LARRI


COMIDA EN LOS LLANOS DE LA LARRI

PEPE ESTIRANDO

REGRESO POR LA PISTA HACIA LAS CASCADAS DEL CINCA




Día 17, miércoles. Lafortunada-Tella-Bielsa, por el canal. 21 km, 1050 m
Desayunamos en casa a las 7,30. Un poquito de follón por el servicio de vasos, tazas, cafés, etc.
Los 13 más José salimos de Lafortunada en dirección a Tella, por un bosque de influencia mediterránea, formado por pino, encina, casico y boj, ganando altura y vistas sobre Lafortunada y el valle del Cinca.
Llegados al collado de Cabanas teníamos la suave senda a Tella y al lado el cerro San Pelay. Según José había que subir a él porque en su cima se acumulaba muchísima energía positiva. A él fuimos internándonos en un bosque con boj por todas partes. Había que vencer el desnivel y luchar continuamente con el boj. Es lo que José llama, una inmersión en la naturaleza. En la cumbre, casi sin sitio para todos, había un túmulo y, posiblemente, alguien recibió su ración de energía, aunque desde luego mucho menor que la invertida en luchar con el boj.
De la iglesia de Tella bajamos al dolmen de Tella, monumento megalítico sin comparación con el dolmen de Antequera, pero de buenas dimensiones y conservación para lo que se estila por el Pirineo.
Del dolmen fuimos a buscar el carril del PR-HU 137 para bajar al canal. Desde entonces comenzamos a caminar deprisa porque íbamos tarde; había que evitar la noche antes de pasar una zona difícil. Pasamos por unos impresionantes tajos con la senda alternando cortados con túneles, bajo el cerro Zercuso y nos metimos en la tremenda vuelta que da la senda en el valle del Barranco Seco.
A paso rápido caminamos, con el estómago gruñendo de hambre, casi sin tiempo para disfrutar de los preciosos paisajes y pasos por los que pasábamos. En algún brevísimo receso volvíamos la vista atrás y allá quedaba la línea de la senda cortando el cerro Zercuso entre unos tajos de cuidado.
Nos acercamos a la confluencia del Cinqueta con el Cinca, dando vistas al estrecho valle de Chistau, con la inmensa mole de Punta Llerga a la entrada y la mole de Cotiella al fondo.
Al llegar al mirador de la Mascarina, con un indicador diciendo “A Bielsa 1h15’”, vimos que llegábamos bien de luz a Bielsa y paramos a comer. Nos sentamos y devoramos literalmente los tomates, el chorizo, el lomo, las sardinillas, el atún…en fin todo el condumio que llevábamos. Nunca habíamos parado a comer con tanto hambre. Casi no nos enteramos de los inmensos bosques tapizando toda la ladera izquierda del Cinca desde el cauce a la cima de sierra Fita.
Puestos de nuevo en marcha llegamos al asombroso paso de la Mascarina, con sus tajos y túneles colgando. Impresionante. Ya oscureciendo bajamos la última cuesta desde el canal a Bielsa. 
Al llegar a la casa todos a la vez, todos a la ducha, el agua caliente se terminó. Tenemos que poner turnos. Después estudiamos la predicción del tiempo según varias webs. Daban lluvia a partir de las 17-18h. Decidimos ir al circo de Barrosa, sin subir al puerto.
Tenemos una señoras de campeonato. Compran, guisan, caminan y dan alegría. ¡Qué haríamos sin ellas! Prepararon una suculenta cena en la casa:
Sopa de cocido
Ensalada de judías verdes
Yogur de Saravillo
Después unas partidas de buenos días señorita, del as que corre y de las fichas, con un jolgorio tremendo. Y a dormir.
LA RUTA

CENTRAL ELÉCTRICA DE LAFORTUNADA
INICIANDO LA RUTA
RECIBIENDO LAS EXPLICACIONES DE JOSE
RECIBIENDO ENERGÍA EN LA CIMA DEL CERRO DE SAN PELAY
TELLA
CAMINANDO A BUEN RITMO HACIA EL DOLMEN

EL DOLMEN DE TELLA

LAS NIÑAS EN EL DOLMEN HACIENDO HOGAR
APUNTE DE ANTONIO SOBRE EL DOLMEN Y LA ERMITA DE TELLA
POR LA SENDA HACIA EL CANAL
LOS TÚNELES DE LA SENDA




CAMINANDO POR ENCIMA DEL CANAL


LOS VINOS Y LA COMIDA

EL VALLE DEL CINCA









LLEGADA A BIELSA

Día 18, jueves. Circo de Barrosa. 11 km, 500 m, y ruta de las Ermitas de Tella, 2,5 km, 120 m.
Salimos algo más tarde de las 8 hacia Parzán y después de alguna confusión llegamos al aparcamiento del río Barrosa, principio del sendero al circo por el camino de las Minas, con múltiples cartelones explicando la minería de Minas de Bielsa. Al principio la subida es fuerte, pero pronto se suaviza convirtiéndose en un agradable paseíto por la margen derecha del Barrosa, entre pino negro, fresno y abedul, con unos tajos tremendos en la orilla izquierda del río cayendo desde la parte más oriental de Punta Roya.
El bosque rezumaba humedad, con musgo por doquier y setitas, más bien pequeñas, excepto alguna bellísima seta de los enanitos (Amanita panterina). Conforme avanzábamos íbamos quedando encantados por las cascadas que caían de la ladera derecha, casi a plomo, sobre el cauce del río, y por las tremendas cresterías, puntiagudas, descarnadas, muy erosionadas por los hielos, recortadas contra el gris de las nubes.
Con tranquilidad nos acercamos hacia el fondo del circo, por una mullida alfombra verde, absortos con las cascadas que caían por los tajos del oeste formando el famoso circo Barrosa. En el refugio de Barrosa, limpio y ordenado como una casa, hicimos un largo, tranquilo Ángelus, comentando la belleza que nos rodeaba.
El circo Barrosa se abre al norte, a las cimas del puerto Barrosa, con unos colores rojos, negruzcos, grises, extrañísimos y llamativos. Sobre el refugio queda una morrena y el río que la rompe en cascadas. Nos acercamos a ellas. ¡Qué potencia de agua cayendo en tropel en esas estrechuras rocosas! En lo alto de la morrena otra vista maravillosa: las cumbres nevadas rodeando todo el circo, cayendo sobre un valle, más o menos llano, con las pacíficas vacas aprovechando la verde, fresca, hierba, con el Barrosa cayendo en una nueva cascada más alta allá a nuestra izquierda.
RUTA DEL CIRCO DE BARROSA






REFUGIO BARROSA






ESTACIÓN DE LLEGADA DEL CABLE LUISA



FINAL DE LA RUTA DEL CIRCO DE BARROSA

RUTA DE LAS ERMITAS DE TELLA
Usieto propuso hacer la ruta de las ermitas de Tella si la tarde se mantenía sin lluvia, como ahora. Nos pareció una idea estupenda.
La ruta de las ermitas es casi llana, con buena senda y con unas vistas extraordinarias. Más que de las ermitas disfrutamos de esas vistas maravillosas a los cuatro puntos cardinales. ¡Qué multitud de picos, barrancos, puertos y peñascos cubiertos por bosque de pino! Salíamos de una vista maravillosa para entrar en otra mejor aún. ¡Cuanta belleza ha acumulado la Naturaleza en ese entorno! Inenarrable.
Vueltos a Escalona, Usieto propuso comprar unas chuletas de cordero para hacerlas en la casa, pero luego se cambió de opinión y decidimos hacerlas en barbacoa al día siguiente. Este Usieto nos mete en cada embolado…
Cena casera en Casa Marco, oficiada por nuestras maravillosas mujeres:
Sopa de cocido
Ensalada ilustrada
Mus de limón
Cada día rizamos un poco más el rizo. Hoy con el mus de limón.

RUTA DE LAS ERMITAS DE TELLA
ERMITA DE LOS SANTOS JUAN Y PEDRO

APUNTE DE ANTONIO SOBRE LA ERMITA



ERMITA DE LA VIRGEN DE LA PEÑA


TELLA
ERMITA DE LA VIRGEN DE FAJANILLAS



Día 19, viernes. Fuentes y Chorro de O’Forno. 10 km, 400 m.
Aparcamos en la plazuela de la iglesia de Badaín. Charlamos con un simático vecino, uno de los 6 vecinos, e iniciamos nuestra corta caminata con la amenaza de lluvia.
El carril de salida del pueblo va hacia la zona norte del inmenso macizo de Punta Llerga. Nos confundimos, fuimos por él un corto trecho, hasta que los gps avisaron del rumbo equivocado.
Ya en la senda correcta entramos por la ladera derecha del río Irués, en un bosque de pino, robles, arces, y boj en el sotobosque, con la humedad del rocío mañanero, en una mañana templada, deliciosa.
La senda es muy cómoda. Con pequeñas subiditas y bajadas va manteniendo la altura, con el sonido constante de las aguas del río despeñándose más abajo.  Caminábamos tranquilos disfrutando del paisaje boscoso y de las pinceladas de amarillo de arces, serbales y hayas entre el verde oscuro de los pinos. Al llegar al río una sorpresa: la cantidad de agua que el río llevaba. Un río desconocido, sin importancia.
Un puente metálico une las dos orillas en el punto donde el barranco de la Garona rinde sus aguas al Irués. Y en el puente, larga sesión de fotos. No era para menos el espectáculo de las bravías aguas abriéndose paso entre los grandes peñascos del cauce.
La senda y el panorama cambian en la ladera izquierda del río. La senda porque se hace más pendiente y el panorama porque ambas laderas se desploman verticales al cauce. Desde la senda solo se ve la derecha, claro, cayendo a plomo desde punta Palomera.
La fuente de O’Forno nace justo debajo de la senda, sale el agua a borbotones, imparable, con un caudal semejante al río. ¡Qué espectáculo! Después de la obligada parada seguimos hacia los Chorros. La senda se torna más estrecha, aparecen varios manantialillos en la misma senda y uno más grande que se vadea por encima agarrados a los troncos de los bojes. Una roca inclinada cierra el paso. Se salva con la ayuda de una cuerda, pero estaba mal atada y cuando Victoria pasaba se salió de uno de los troncos que la sujetaban. Hizo un paso de baile y gracias a su agilidad salvó la piedra sin caerse. Antonio Muñoz tomó cartas en el asunto, atirantó la cuerda, y ya todos pasamos sin más; luego se quedó atándola en condiciones para el regreso. Llevar un maestro montañero como Antonio es una garantía impagable.
La senda termina en la enorme surgencia del Chorro. Si la de O’Forno nos había impresionado esta lo hizo más aún. Cae en dos saltos. De arriba, el verdadero Chorro sale del acantilado precipitándose en la hermosa cascada del Chorro. Luego cae en sucesivas cascadas hasta el Irués.
El regreso se hizo sin incidentes gracias al trabajo de Antonio Muñoz en el paso de la cuerda.
La segunda parte del día se dedicó a la barbacoa y a la juerga.
Enrique, voluntarioso como haya otro, tomó el mando del fuego. Preparó carbón, buscó ramas, puso los hierros sobre lo que serían las brasas y prendió fuego. Pasaba el rato y el carbón no acababa de hacer brasas por más que soplábamos. Se terminaron las patatas del aperitivo, las primeras cervezas…y no teníamos fuego. Se buscaron más ramas, se sopló lo indecible y con unas incipientes brasas asamos una ristra de chorizo y otra de butifarra a base de darles tiempo sobre las ascuas.
Con esa primera entrega y las ensaladas el personal se calmó un poco, se preparó una primera tanda de chuletas, se sacaron, se comieron, se terminó el vino y las cervezas, y se trajeron más mientras se preparaban dos tandas más de chuletas.
Al final la barbacoa ideada por Usieto y jaleada por Ángela salió bien…aunque un poco lenta. Como colofón se bailó y se cantó entre las risas de todos.
Un día completísimo, inolvidable.
LA RUTA
SALIENDO DE BADAÍN







PASO POR LA FUENTE DE FORNOS
EN LOS CHORROS DE FORNOS


REGRESO POR LAS FUENTES DE FORNOS


APERITIVO MIENTRAS SE PREPARA LA BARBACOA
ALIÑANDO LA ENSALADA
PREPARANDO LA BARBACOA
CHORIZO Y BUTIFARRA, LUEGO SE COMPLETO CON LAS CHULETAS
LAS NIÑAS BAILANDO
CASA MARCO EN ESCALONA
LA FIESTA SIGUIO EN LA CASA

Día 20, sábado. Valle del río Yaga, de Hospital de Tella a Escuaín. 23,5 km, 1.000 m.
Hoy no nos acompaña Jesús porque se ha ido de boda a Zaragoza.
Al faltarnos un coche, que se llevó Jesús, tuvimos que hacer dos viajes con uno de los coches para transportar a todo el grupo desde Escalona a Hospital de Tella.
Empezamos la ruta a las 8,30 h en Hospital de Tella y discurrirá la subida por la margen derecha del río Yaga hasta Escuaín.
La senda va subiendo por en medio del bosque completamente húmedo por las lluvias de la noche; el día esta nublado y con nieblas bajas que da un ambiente especial al bosque. Las zonas de umbría están completamente cubiertas de musgo por la humedad.
A las 11,15 h y habiendo recorrido 7 km llegamos a Estaroniello, desde este punto haremos la vuelta a Hospital por la margen izquierda de río Yaga. Como era pronto y el día tenía buena pinta, seguimos subiendo por la senda GR-15 hasta Escuaín donde llegamos a las 13,10 h. Dimos una vuelta por el pueblo abandonado, con casas en ruina y algunas rehabilitadas que supongo que se usaran en verano, solo vimos algunos turistas que subieron en coche y a la chica que atiende el Centro de Interpretación del parque, también transitaban por el pueblo las vacas y muchos gatos.
El pueblo está ubicado en un entorno espectacular, situado en una llanura sobre las gargantas del río Yaga y rodeado de paredones de roca que se cierran por el oeste con el grandioso Castillo Mayor. 
Bajamos por la misma senda de subida para regresar a Estaroniello, en la bajada llegamos al cruce donde un cartel indica a Revilla y río Yaga, bajamos hasta el río para ver sus cascadas, la senda se termina en el río y para cruzarlo hay que saltar por unas grandes piedras, debido a la cantidad de agua que lleva el río no vemos la forma de cruzar, nos damos la vuelta y regresamos a la senda GR-15 para seguir bajando.
Estaroniello es otro pueblo vacío con casas rehabilitadas, no vemos a nadie; en una pradera montamos el restaurante y damos buena cuenta de viandas y vinos.
Desde aquí el regreso es por pista de tierra hasta Cortalavilla, cruzamos la carretera de Tella y seguimos por una senda hasta Hospital. Llegando al pueblo empieza a llover, nos hemos librado de la mojadura por poco.


LA RUTA









IGLESIA DE SAN PEDRO


AL FONDO EL CASTILLO MAYOR

DEJANDO LA CARRETERA DE ESCUAÍN PARA BAJAR POR LA SEDA HACIA ESTARONIELLO

CASCADAS DEL RÍO YAGA

SAPO VIVO
SAPO MUERTO

LLEGANDO A ESTARONIELLO
VINOS Y COMIDA


PUEBLO DE MIRABAL






Día 21, domingo. Ibón de la Basa de la Mora. 18,5 km, 1025 m.
Desde Plan cruzamos el río Cinqueta, con un buen caudal, y por el camino de Lisé,  fuimos paralelos al río hasta el arranque de la senda al ibón. Teníamos por delante 900 m de subida continua. Pusimos a Antonio Muñoz al frente del pelotón y con paso suave pero continuo iniciamos la subida por el bosque rezumante de humedad. 
Cruzamos el barranco del Ibón por el Paset. Había un árbol chorreante como pasamanos y, con cuidado, cruzamos todos sin más problema que una ligera mojadura de botas. En la vertiente izquierda del barranco los abetos ganaron terreno hasta convertir el bosque en un abetal con algunas hayas en las partes más pedregosas. Al pasar algún canchal el bosque se abría dejándonos admirar el paisaje hacia el noreste. Allá abajo estaba Gistaín con su caserío, sus praderas y sus álamos en las orillas de las praderas, por encima las estribaciones del macizo Poset-Maladeta y sobre ellas sus cumbres nevadas contra el cielo azul; a nuestros pies el bosque y la ladera casi vertical cayendo al Cinqueta. ¡Qué espectáculo!
El tajo de la Faixa de las Cucharas echó a la senda de la vertiente izquierda a la derecha del barranco. Otra vez cruzamos las bravas aguas por ese pedregoso cauce, subimos un poco más y la senda comenzó a suavizarse indicando la cercanía de nuestro destino.
Arropados por el bosque de pino negro llegamos a ese fantástico, enorme circo de la Basa de la Mora. Ante nosotros se abría el verde manto de hierba en una hondonada con el aspecto de un ibón colmatado, preludio del verdadero, del actual. A la derecha las cumbres de las peñas Es Lita y de la Una; enfrente las Pala del Puerto, punta Armeña, punta Llosat y Punta Alta; y después del collado del Ibón, a la izquierda, el cresterío de las peñas de las Diez, las Once y Mediodía. Todas esas cumbres a más de 500 m del llano de la Basa. Sobrecogedor espectáculo.
El ibón es una maravilla, con sus aguas tranquilas, como un espejo, rodeado de verdor y de verticales pinos, bajo esas enhiestas cumbres. Fue fácil encontrar un restaurante digno de ese entorno, a la vera del lago, bajo un agradable sol otoñal. Allí comimos y bebimos a placer, con tranquilidad, disfrutando de esas vistas únicas. Después de comer dimos una vuelta alrededor del ibón, para descubrir esos riachuelos que lo nutren por su extremo sur, y para buscar fotos con la luz adecuada.
Del refugio de Lavasar iniciamos la bajada a Saravillo por ese inmenso pinar de pino negro. En el descenso, a la izquierda, los Mobisones, Monticiello y pico de la Una nos deseaban buen viaje y quedaban allí para recibirnos cuando volviésemos. 
En Saravillo, los que se quedaron, tomaron café, compraron quesos y bajaron a esperar a los coches que venían de Plan.
Bellísima ruta.
LA RUTA
PUEBLO DE PLAN











IBÓN DE LA BASA DE LA MORA












SARAVILLO

Día 22, lunes. Senda de los Republicanos y Aínsa.

Tuvimos la compañía de José que venía de Jaca y de Javier, de Zaragoza. Aparcamos justo en la boca del túnel de Bielsa, en una gran explanada, y allí tuvimos la primera sorpresa. Al oeste caía una gran cascada, el Chorro de Pinarra, en un salto enorme, pero al este también había otra caída de agua, más modesta, cayendo desde las praderas de Salcorz. Inmejorable principio.
Esta senda la recorrieron los republicanos que se habían concentrado en Bielsa huyendo del ejército de Franco, para pasar a Francia, de ahí su nombre.
Javier venía sin entrenamiento de caminar. José lo puso en cabeza para que marcase su ritmo y comenzó con una marcha viva por la zigzagueante senda atravesando el pinar de pino negro. Poco a poco íbamos ganando altura sobre la carretera y acercándonos al enorme Chorro de Pinarra. Salimos por encima del Chorro dando vistas al valle de Pinarra, cubierto de hierba, surcado por el río homónimo, y rodeado de crestas por todas partes menos por la que entrábamos. En el valle la senda se suavizó, aunque siguiendo un ascenso continuado. Con amplios zigzags comenzamos a salvar la ladera del fondo del valle sobre la que estaba el Puerto Vielho, nuestro objetivo.
La subida al puerto es suave, tapizada de hierba, surcada por multitud de manantialillos, en un paisaje típico de la alta montaña pirenaica.
El Puerto Vielho nos recibió con un viento frío, cortante, procedente de Francia. Tuvimos que abrigarnos porque el ritual allí fue largo: fotos junto a la placa recordando el paso de los republicanos, canto del himno de Riego en la parte española y de la Marsellesa en la parte francesa, aparte del rato observando las vistas.
Subimos al cercano pico de Puerto Velho con unas vistas excelentes, sobre todo a la novedosa parte francesa, con un enorme circo glaciar y unos tajos increíbles cayendo desde el puerto de Barrosa, con la parte superior negra y la inferior blanca de mármol.
En el descenso abandonamos la senda para ir a visitar el ibón de Pinarra. Un ibón pequeñito, rodeado de pradera verde, recibiendo agua por los tajos de Peña Roya y soltándola al comienzo del río Pinarra.
Una vez en los coches fuimos a reponer fuerzas al sitio más cercano, a Parzán, a un restaurante de gasolinera, poco prometedor pero que resultó bien. Ensaladas y longanizas para compartir y luego un plato principal, entrecot para la mayoría, enorme, que a duras penas pudimos terminar.



LA RUTA
EL CHORRO DE PINARRA







PUERTO VIEJO, FRONTERA CON FRANCIA




MIRANDO A FRANCIA

TOZAL DE PUERTO VIEJO (2.434 M)

BAJANDO HACIA EL IBON DE PINARRA

IBÓN DE PINARRA






PARA FINALIZAR LA RUTA COMIDA EN PARZAN

AÍNSA
El domingo 22 algunos compañeros no hicieron la ruta y se fueron a visitar Aínsa.






FINAL DEL VIAJE