Viaje del 31 de mayo al 9 de Junio
Participantes: Fini, Antonio M, Pili, Paco P, Lily, Lucía, Fali, Antonio S, María Jesús, Jesús y Manuel D.
Este viaje a Creta se planteó porque nuestro amigo Luís, que estuvo como voluntario en Creta durante 4 meses, nos comentó tantas maravillas de esta isla, que nos animamos a viajar a ella para disfrutar también de su historia, cultura, gastronomía y paisajes.
Es difícil organizar un viaje por la isla para 11 personas; teniendo en cuenta las indicaciones de Luís, me puse a buscar por internet que sitios visitar, como desplazarse, donde dormir y de pronto encontré una página de una agencia llamada: Descubre Creta | Viajes a medida y excursiones a Creta en español. Le mandé un correo explicando lo que queríamos hacer y rápidamente me mandaron un programa completo para los 9 días de viaje.
Esta agencia fue nuestra salvación. Hemos realizado un magnífico viaje con todo organizado y con una excelente guía española Bea, que nos acompañó todo el viaje. También contamos con la colaboración de otra excelente guía de la agencia Fotini, que nos acompañó en la visita a Heraklio y nos enseñó el Palacio de Cnosos, nos explicó la cultura minoica y nos describió los trabajos realizados por el inglés Mr. Evans para excavar y sacar a la luz los muros del palacio y las vasijas e infinidad de piezas que están repartidas entre el museo Arqueológico de Heraklio y Oxford en Inglaterra
Además de las visitas a las ciudades de Heraklio, Margarites, Rethimno y Chania, visitamos el Palacio de Cnosos, el recinto arqueológico de Eleutherna y el Monasterio de Arkadi.
El plato fuerte fueron las rutas a pie, la primera por el monte Yiouhtas en Arhanes, la segunda por la playa de Elafonisi, la tercera descendiendo por la garganta de Samaria desde la meseta de Omalos hasta el pueblo de Agia Roumeli, la cuarta desde Loutro a la playa de Mármara y subir por la garganta de Arádena hasta el pueblo de Anopolis y la quinta la ascensión al monte Pachnes de 2.345 m.s.n.m.
Ha resultado un excelente viaje que recordaremos siempre.
Salimos de Málaga a la 1,30 h en un vuelo de Aegean con
destino a Atenas y llegamos a las 6,40 h. A las 8 h salió el vuelo de Atenas a
Heraklion y llegamos a Creta a las 9 h. Nos esperaban en el aeropuerto Bea y
Fotini, las guías de la agencia. Fuimos al hotel Marín a dejar las maletas y
nos fuimos a tomar un café en la plaza Agiou Titou y a visitar la ciudad.
Visitamos la iglesia de San Tito y luego bajamos hacia el puerto donde están
las atarazanas genovesas y visitamos la fortaleza Roca in Mare, una gran
fortaleza construida sobre rocas tiradas al mar y con unas preciosas vistas de
la ciudad.
A continuación, subimos por la avenida 25 de agosto hasta la
Loggia Veneciana que ahora alberga el Ayuntamiento, luego fuimos a la Basílica
de San Marcos dedicada a exposiciones de pintura. Salimos a la plaza donde esta
la fuente Morosini con leones, paseamos por sus calles, vimos la fuente
veneciana llamada Bembo que es de forma octogonal y de mármol con 8 grifos para
beber agua.
En una plaza llena de restaurantes nos había reservado Bea
para comer y nos sentamos agradecidos de poder beber una cerveza para
refrescarnos. Nos sirvieron raciones para compartir y al final nos obsequiaron
con un postre casero y un chupito de raki, el orujo cretense.
Después de comer nos fuimos a descansar un rato al hotel, el
cuerpo pedía descanso tras una noche de viaje.
Por la tarde dimos un paseo por la ciudad, cenamos y de
nuevo al hotel a descansar.
El palacio pertenece a la cultura Minoica del año 4000 antes
de Cristo, fue la primera que se desarrollo en el Mediterráneo. El inglés Mr.
Evans compró la montaña y gastó su fortuna en excavarla para recuperar las
ruinas y encontró un montón de vasijas y restos de aquella época.
Mr. Evas reconstruyó parte de los palacios para dar una idea de su magnitud.
De Cnossos nos fuimos hacia el pueblo de Arhanes y a la
entrada nos dejó el autobús y comenzamos la caminata por un valle entre viñedos
hasta un magnífico mirador. Aquí dejamos la carretera y por una senda,
empezamos la subida al monte Yiouhtas. La subida fue dura por el calor que
hacía y sin ninguna sombra, llegamos al vértice geodésico del monte y
continuamos para bajar hacia el pueblo y comer.
Después de las cervezas reparadoras, comimos ensaladas, tomates rellenos y cordero. De postre nos pusieron lukumades y el chupito de raki. Excelente comida para reponer fuerzas después de la dura subida al monte Yiouhtas.
Nos fuimos al autobús y no llevó al museo arqueológico de Herklion. En él se guardan las cerámicas, joyas y pinturas encontradas en el palacio de Cnossos y otras excavaciones.
Del museo nos fuimos dando un paseo hasta el hotel y después de cenar un tentempié nos fuimos a dormir.
Salimos en el autobús desde Heraklion para recorrer 75 km
hasta Margarites que es un pueblo de tradición alfarera. En el pueblo nos
tomamos un café con hielo, en una terraza con vistas a todo el valle con los
campos plantados de viñas y olivos.
Dimos un paseo por el pueblo y visitamos un taller de alfaría, el alfarero nos explicó los diferentes colores de las vasijas en función de que se cocieran en un horno de leña o en uno eléctrico, los distintos tipos de arcilla y los diseños de la decoración. Nos hizo una demostración en el torno de como moldean los objetos.
Terminada la visita a Margarites, comenzamos la caminata
hacia Eleftherna. Siguiendo la senda E4 nos metimos por una umbría descendiendo
hasta una arroyo, luego salimos a una llanura al sol para llegar a un olivo
monumental que calculan que tendrá 2000 años. Tras las fotos de rigor seguimos
la caminata hacia las excavaciones de la antigua ciudad de Eleftherna que data
de 1000 años antes de Cristo y que al final fue un asentamiento romano.
Continuamos caminando hasta que llegamos a los aljibes
romanos, unas enormes cisternas construidas aprovechando los techos
horizontales de las capas duras de arenisca. Aprovechamos la sombra y el frescor
de los aljibes para comer.
Después de comer subimos al autobús para trasladarnos al
monasterio ortodoxo de Arkadi. Este monasterio fue fundado en el siglo XVI.
Además de su importancia como monasterio y centro de artes y ciencias, es un
símbolo de la resistencia cretense durante la ocupación otomana. En el año
1866, en la sublevación contra los turcos 940 personas, entre ellas muchas
mujeres y niños, encontraron refugio en el monasterio. Después de tres días de
lucha y viéndose perdidos, hicieron estallar los barriles de dinamita que había
en el polvorín prefiriendo la muerte a la derrota.
Terminada la visita al monasterio, nos trasladamos al pueblo
de Gerakari en el valle de Amari para hospedarnos en el hotel Alexander. Un
bonito hotel con piscina donde pudimos relajarnos y refrescarnos del calor
pasado durante la jornada.
Después de un excelente desayuno, nos fuimos con las maletas
al autobús para abandonar el bonito y pacifico valle de Amari y dirigirnos a
los atascos de tráfico de Rethimno. Iniciamos la ruta a pie por la ciudad
entrando por la puerta Guora a la calle Antistaseos que recorrimos entre
abundante tráfico y mucha gente hasta llegar a la puerta veneciana de doble
arco, el arco grande es de época veneciana y el pequeño de época turca. Esta
puerta da acceso a la enorme plaza de Asia Menor, seguimos paseando por las
callejuelas y terminamos entrando a visitar la fortaleza veneciana con bonitas
vistas sobre la ciudad y el puerto.
Terminada la visita a Rethimno, montamos en el autobús para
dirigirnos al oeste, hasta la playa de Episkopi, una playa de varios kilómetros
de longitud. Bea eligió un restaurante bajo las palmeras y frente al mar para
comer. Tras la comida algunos aprovecharon para darse un chapuzón en el mar.
Volvimos al autobús y continuamos camino hacia Chania,
llegamos al hotel Arkadi, dejamos las maletas y a caminar por las calles de la
ciudad. El barrio antiguo está compuesto por infinidad de calles estrechas
llenas de gente, tiendas y bares que llegan hasta el puerto veneciano. El
barrio judío y cristiano está a un lado y el turco y mahometano a otro lado
sobre una colina. El puerto esta rodeado de casas de tres o cuatro pisos, pero
estrechas y pintadas de distintos colores, formando un conjunto muy llamativo.
Subimos a la colina del barrio turco para ver la puesta de
sol desde el mirador del castillo. Después de disfrutar de la puesta de sol
dimos un paseo por el puerto, tomamos un tentempié y a descansar al hotel.
Hoy toca viaje largo en autobús, una hora y media para
recorrer 70 km por carreteras de montaña hasta la playa de Elafonisi. Pasamos
por el cañón de Topolia que es un estrechamiento del barranco y la carretera va
colgada en el abismo, el túnel por el que pasamos es tan estrecho que los
autobuses pasan justitos. Pasado el cañón, la carretera desciende con mil
curvas hasta la playa de Elafonisi.
Aquí iniciamos nuestra caminata a pie hacia el este por la
senda E4 que se adentra en un lapiaz de conglomerados muy difícil de caminar,
subiendo pedruscos, pasando difíciles estrechuras y evitando la maleza. Pasado
el lapiaz, nos adentramos en una zona llana con viejos cedros y llegamos a una
playa paradisíaca, dejamos las mochilas y los bastones y nos dimos un
refrescante baño en las aguas cálidas y cristalinas del mar de Libia.
Tras el baño toca coger las mochilas y regresar hacia
Elafonisi, fue duro el regreso por el viento cálido que nos daba de frente y el
fuerte sol. Antes de subir al autobús nos obsequiamos con unas cervezas para
reponer líquidos.
Con el autobús iniciamos el regreso hasta el pueblo de Elos
donde paramos para comer. El plato recomendado del restaurante era chivo asado
con castañas y lo aceptamos de buena gana acompañado de ensaladas, humus de
lentejas y yogur con pepino y vinagre. Como siempre nos regalaron el postre y
el chupito de raki.
Regresamos satisfecho al autobús para trasladarnos a Chania.
Hoy nos toca hacer la caminata por la garganta de Samaria.
Fuimos a la estación de autobuses para coger a la 7,45 el que nos llevara hasta
la meseta de Omalos, lugar donde se inicia la senda de la garganta. La entrada
al parque cuesta tres euros pero hoy es gratis por ser el día del Medioambiente.
Iniciamos la bajada hacia la garganta por una senda empedrada y escalonada y
protegida por mallas metálicas frente a la caída de piedras, un lujo de senda.
La senda en su inicio transcurre por un bosque de cipreses
con un porte majestuoso, entremezclados con pinos, terminada esta primera parte
de la senda con fuertes pendientes de bajada y bien trazada con muchos zigzag
llegamos al fondo del barranco y empezamos a oír el alegre ruido del agua.
Pasamos por la ermita de San Nicolás situada debajo de unos grandes cipreses y
al lado de un área de descanso con fuentes.
Mas abajo llegamos a la zona donde estuvo el pueblo de
Samaria, quedan restos de casas y huertos, en una zona mas amplia pero con
pocas zonas de cultivos, mal sitio para vivir. Aprovechamos los muros de piedra
y la sombra de una morera, para sentarnos y comer unos bocatas. A las 14 h iniciamos
de nuevo la caminata barranco abajo y por fin llegamos al tramo mas
impresionante de esta garganta, aquí el cañón se estrecha entre paredones
altísimos con complicados pliegues formados por los estratos. El agua en esta
zona va encajonada y pasa por una zona de apenas 4 m de ancha con paredes de
mas de 100 m de altura, a esta parte le llaman la Puerta de Hierro. Después de
este estrechamiento, el barranco se abre para ir dando paso al final de la
garganta.
Llegamos a la puerta de salida de la ruta y en el bar allí
mismo situado nos obsequiamos con unas cervezas muy frescas.
Desde el bar cogimos un bus que nos bajó hasta el pueblo de
Agia Roumeli donde estaba nuestro hotel. Nos duchamos y salimos a dar un paseo
por el pequeño pueblo y luego a cenar ensalada, boquerones calamares, chivo
guisado, postre y chupito de raki, como siempre.
Partimos de Agia Roumeli en barco para recorrer unos 15 km
hasta Loutro. A medio recorrido vimos, desde el barco, la entrada a la garganta
de Aradena desde la playa de Marmara, tendremos que volver andando por la costa
para entrar en la garganta.
De Loutro salimos caminando por la senda E4 recorriendo la
costa por los acantilados con algunas trepadas, llegamos a la playa de Marmara
y como hacía mucho calor unos se bañaron y otros tomamos una cerveza en el
chiringuito.
El comienzo de la garganta es impresionante por los enormes
tajos a ambos lados, nos sorprendió el excelente piso arenoso para caminar,
pero claro eso no duró mucho, pronto nos encontramos con enormes bloques
desprendidos que había que sortear para poder avanzar.
Llegamos a una pared donde han colocado una escalera
metálica para poder salvarla, pero nosotros subimos por una senda lateral, de
fuerte pendiente, para salvar el desnivel y caminar con más seguridad.
Por fin divisamos el puente metálico que une Anópolis con
Aradena, colgado encima de la garganta, con un ruido que parecía un
desprendimiento de rocas cuando cruzaba un vehículo.
Pasamos por debajo del puente y llegamos a un punto dende
había dos sendas para salir del barranco, nosotros salimos hacia Aradena porque
arriba estaba el bar y nos esperaban los compañeros que no hicieron la caminata
de la garganta.
En Aradena todo son ruinas de antiguas casa y corrales con
muros de piedra y arcos de medio punto, lo único que se mantiene en pie es la
iglesia. En el bar nos esperaban los compañeros y la cerveza reparadora,
después de un día de tremendo calor.
Llegó el transporte para ir al hotel de Anópolis, un pick up
donde se subieron los que no querían caminar y otro grupo nos fuimos andando 3
km hasta el hotel.
Nos alojaron en casa repartidas por el pueblo y quedamos a
la 20 h para cenar, una excelente cena como todas en Creta y a descansar de la
paliza de hoy que mañana nos espera otra nueva aventura.
Tras el desayuno, montamos en dos pick ups para recorrer los 20 km de carretera de montaña
por tierra, que nos separaban del inicio de la caminata para ascender el monte
Pachnes de 2452 m de altura y que es el segundo mas alto de Creta, le gana el
Psiloritis que tiene 4 m más de altura. En este recorrido cruzamos un bosque de
pinos seguido de otro de cipreses y por último un bosque de encinas, a partir
de aquí desaparece la vegetación y aparece un paisaje desértico con mucho
cromatismo porque se mezclan calizas grises con marrones y con rocas ígneas
negras.
Iniciamos la caminata por la pista de tierra para luego
tomar una senda que se adentra en un paisaje lunar. Las Montañas Blancas
sorprenden por la ausencia de vegetación, por la roca descompuesta sin casi
roquedo alguno y por los embudos que se forman para recoger el agua.
Caminamos, a pleno sol, por ese ambiente desértico rodeados
de montañas y siguiendo un sendero muy bien marcado; corria un ligero viento
fresco que nos permitía subir sin casi sudar.
En dos horas alcanzamos la cumbre, nos fotografiamos con la
placa del nombre del monte y tras admirar el paisaje, empezamos el descenso a
buen ritmo.
Llegamos al punto de encuentro con lo coches y no estaban,
nos toco esperar media hora hasta que llegaron. Nos trasladaron a Anópolis y a
las 16 h, en el restaurante nos pusimos a comer para reponer fuerzas.
Terminada la comida nos subimos de nuevo a los pick ups para
trasladarnos al puerto de Chora Sfakion
para coger el autobús que nos llevara hasta Chania.
Desayunamos, dejamos las maletas en recepción y nos fuimos a
dar un paseo por la ciudad y a comprar algún recuerdo hasta la hora de comer.
Comimos, excelentemente, en un bonito restaurante que había
reservado Bea. Volvimos al hotel a por las maletas y nos fuimos en el bus hasta
el aeropuerto. El vuelo se retrasó un poco, pero llegamos a Atenas con tiempo
para tomar el vuelo de Málaga.
Llegamos a la una de la mañana del domingo a Málaga,
recogimos las maletas y al aparcamiento a por el coche para regresar a casa.
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